Geomorfologia, clima y vegetación.
Geomorfología | Clima | Vegetación
Se encuentra, el Poyo del Cid, sobre una de las depresiones producidas, a mediados del Terciario, como consecuencia de la tectónica alpina, al pie de las sierras mesozoicas marginales de la depresión longitudinal ibérica. Siendo la morfología más común la de los glacis, como plano de enlace entre la base de las sierras aplanadas y el fondo de los valles fluviales.
Dice el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico 1845-1850 de Pascual Madoz “…el clima es templado, siendo los dolores y pulmonías las enfermedades más comunes...
El clima del cauce medio del Jiloca sigue definiendo la personalidad de la zona. La elevada altitud media (1.000 m.), rodeada por las dos ramas del Sistema Ibérico (Aragonesa y Castellana), confiere los rasgos de depresión cerrada, a la que no llegan las lluvias oceánicas y atlánticas, interceptadas por los macizos montañosos y donde en invierno se asienta el anticiclón Ibérico que confiere gran estabilidad a la zona, provocando que las temperaturas mínimas absolutas registradas sean las más bajas de toda España (-25ºC el 17 de enero de 1945) y el mayor número de días de helada a igual altitud (175 días en 1958)
En relación con estas temperaturas, digamos que las cifras medias anuales están comprendidas entre los 10º-11ºC, según el observatorio de Calamocha, aunque este dato no es significativo que distan mucho los valores extremos, con 1,5ºC de media en enero y 19,5ºC en julio. Estos datos muestran una oscilación térmica de 18ºC, expresiva del carácter continental de estas tierras, que puede llegar a extremos como el 7 de noviembre de 1979, en que se registró una mínima absoluta de –8ºC y una máxima absoluta de 23ºC, con oscilación de 31ºC en 24 horas. Como consecuencia de esta continentalidad, el tramo medio del Jiloca registra unas precipitaciones escasas, con 400 mm. De media, incrementándose la aridez algunos años en que no se alcanzaban los 300 mm. Las máximas precipitaciones se producen en primavera y otoño, y los mínimos en invierno y verano. A pesar de la elevada altitud media, las precipitaciones de nieve son escasas y poco frecuentes, aunque cuando caen permanecen gran tiempo sobre el suelo como consecuencia de las bajas temperatura
En el sector más continental de la Ibérica aragonesa, a sotavento de las influencias atlánticas y mediterráneas, se encuentra nuestro municipio. El clima es duro, y a la aridez climática hay que sumarle la edáfica, puesto que las calizas se encuentran en superficie sin cubierta de suelos; las oscilaciones térmicas son fuertes y los vientos pueden circular sin obstáculos.
Potencialmente la vegetación correspondería al llamado quejigal ibérico (MONTSERRAT), que en las sierras más altas da paso al Majoral. De hecho esta vegetación potencial ha desaparecido, quizá por razones antrópicas y la dificultad del medio, y la vegetación actual es de matorrales abiertos de enebros y erizón.
Los carrascales, en desarrollo arbustivo, se arriman a las laderas de las sierras. Una facies vegetal característica de estas plataformas son los sabinares, de gran resistencia a la aridez y a los fríos invernales.
En las márgenes del Jiloca, en que no hay aprovechamiento agrícola, se da un bosque de ribera muy afectado por la acción humana.
Esta página ha sido posible gracias a la colaboración de Fernando Lopez Martin, geógrafo del Departamento de Medio Ambiente de la D.G.A.