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 Cofradía de la Sangre de Cristo de El Poyo del Cid 

   En estos momentos y con los datos que tenemos en nuestro poder, es difícil saber cuando surgió la cofradía. Para establecer el punto de partida, habría que clarificar una serie de principios generales que se dan en el origen de todas las cofradías, y posteriormente explicar las particularidades propias de la región.

   Para aclarar el nombre de cofradías o hermandades, hay que remontarse a los primeros momentos de la creación de las ciudades. Hasta estos momentos la sociedad estaba organizada en pequeños núcleos de habitantes dedicados, principalmente, a la agricultura y a la ganadería. Los productos necesarios que no tenían los conseguían mediante el intercambio de productos escedentarios con los habitantes de los alrededores. Lo que significa que eran autosuficientes. En esta sociedad la familia y el clan tiene una gran importancia: La familia era la que protegía a la persona. Una persona no era nada sino pertenecía a un clan. Este sentimiento de pertenencia a un clan o a una familia, se sigue manteniendo en algunos grupos hasta nuestros días.

   Con la aparición de las ciudades, se crean nuevas formas de vida, principalmente: LOS OFICIOS ARTESANALES y EL COMERCIO. Estos hacen que las personas se vayan independizando de la sociedad familiar y de los clanes. La mayoría de estas personas centran su residencia en las ciudades que se van creando. Este mundo desconocido y hostil que está surgiendo hace que los ciudadanos se agrupen para defender sus intereses.

   Alguna de estas agrupaciones están compuestas por personas que trabajan en el mismo oficio, lo que da lugar a los ”gremios de artesanos”. Estos gremios, también llamados hermandades de artesanos, y se agrupan para defender sus intereses y para enseñar sus oficios a otras personas que quieren aprenderlo. Todo ello de forma muy controlada, e incluso a veces, secretamente.

   Otras agrupaciones, que también defienden los intereses de sus agrupados, se crean alrededor de las creencias religiosas, en donde se articulan sus propias prácticas y sus formas de expresar la religiosidad, son las cofradías o hermandades religiosas. Los miembros de estas hermandades tienen en común su religiosidad, a diferencia de las anteriores que tienen en común su oficio.

   En la Edad Media una idea que aglutina el sentido de la vida es la religión. Todo está mediatizado por un sentimiento religioso. La religión marca el ritmo de las personas, del trabajo, de las relaciones sociales, del ocio, etc. La religión regula todos los aspectos de la vida. Durante estos momentos hay tres religiones que conviven en nuestra península: la judía, la musulmana y la cristiana.

   Los orígenes de estas hermandades y cofradías, con marcado matiz religioso tienen, en algunos casos, influencias de la religión musulmana y judía, como consecuencia de las conversiones al cristianismo. Por ejemplo algunas cofradías de Calatayud.

   Al comienzo de la Edad Media, en lo que posteriormente es España, el dominio político y religioso de la península está en manos de los musulmanes. Las otras dos religiones son testimoniales. A lo largo de esta etapa histórica se desarrolla la expansión de los territorios cristianos, lo que se llama “la Reconquista”.

   Si unimos los dos puntos anteriores, nos da como resultado que los cristianos quieren dominar más tierras y a la vez convertir a los musulmanes a la religión cristiana. Con estas ideas surge un movimiento de monjes guerreros; es decir un grupo de personas, que durante los periodos de paz viven en conventos o iglesias-fortalezas dedicadas a la oración, pero en épocas de guerras son los primeros que empuñan las armas contra los musulmanes. Son las ordenes militares. Las órdenes militares más importantes que surgen son similares a las que se crean en Europa: la Orden Militar del Temple, la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén y la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. Posteriormente aparecerán las órdenes de Calatrava y de Santiago. La aparición de estas órdenes en Aragón, fue alrededor de los siglos X, XI y siguientes.

   Las órdenes militares tuvieron una gran importancia durante el reinado de Alfonso I “ El Batallador”, que hacia el 1120 conquista Calatayud y posteriormente vence a los almorávides (árabes) en la batalla de Cutanda. Tras la cual los cristianos se apoderaron de Daroca, las tierras del Jalón y las tierras del Jiloca, instalándose en Monreal del Campo. Esto favoreció la repoblación de la zona que va desde Cariñena hasta Singra.

   La mentalidad del rey, era una mentalidad de un cruzado, es decir luchar contra el “infiel” por encima de todo como forma de servir a Dios.

   Así, en 1122, funda la cofradía militar de Belchite, para luchar contra los paganos, dando a los cofrades importantes privilegios e indulgencias. Unos años mas tarde organiza en Monreal una “militia Christi”, similar a las fundadas en Tierra Santa. Ambas cofradías fueron las pioneras de las Ordenes Militares en el reino de Aragón.

   En 1131, en Bayona (Francia), el rey no tiene hijos legítimos descendientes y redacta un testamento por el cual da grandes privilegios a los santuarios, a la iglesias y a las instituciones religiosas. Todas las tierras conquistadas que pertenecían al rey las dejaba en manos de las órdenes militares de: el TEMPLE, el HOSPITAL y el SANTO SEPULCRO, principalmente a las dos primeras.

   Independientemente de los avatares políticos de la zona del Jiloca Medio y Alto, a veces como frontera con Castilla y otras como frontera con los moros de Valencia y los moros de Albarracín. Lo cierto es que Alfonso II conquista Teruel en 1188 y para dominar este lugar, aparecen una serie de órdenes militares (la del Santo Redentor de Alfambra, la de Calatrava, la de Montegaudio), siendo la del Temple y la del Hospital las más importantes. Más tarde en 1312, tras la disolución de la orden del Temple, la mayoría de sus propiedades pasarán a manos de la orden del Hospital. También la zona de Teruel.

   Como explica el profesor Vidal Muñoz en su libro “HERMANDAD DE LA VILLA VIEJA. Más de 600 años de historia turolense”, hay ciertas conexiones entre la existencia de estas ordenes militares y la Cofradía de la Sangre de Cristo y la Villa Vieja, de Teruel, desde finales del siglo XII. Lo que induce a pensar que estas relaciones no solo se desarrollarían en Teruel, sino también en otras zonas.

   A comienzos del siglo XIII aparecen las primeras referencias a cofrades que desarrollan actividades propias de nuestra cofradía en Zaragoza y en Teruel (en 1383), como es la recogida de cadáveres. Si esto es así, el origen de estas Cofradía de la Sangre de Cristo es anterior a esas fechas, por ser informaciones indirectas y lo único que reflejan es la existencia de cofrades realizando sus funciones. Esto quiere decir que cuando aparecen estas informaciones, la cofradía ya estaba constituida.

   La del El Poyo del Cid, sería posterior a las anteriores y en el mejor de los casos posterior. Igual proceso pueden seguir las cofradías de los pueblos del Jiloca Medio y zonas de alrededor (Calamocha, Fuentes Claras, Caminreal, Torrijo, Monreal, Tornos, etc.).

   Las cofradías de la Sangre de Cristo que se encuentran en los pueblos del Valle Alto y Medio del río Jiloca, tienen un rasgo característico como son las romerías que celebran a lo largo del mes de Mayo. Cada pueblo celebra sus penitentes en un fin de semana diferente a los pueblos vecinos.

   Como ya he dicho anteriormente, no tengo ningún dato que se refiera a esta característica, pero aportaré algunos datos que pueden dar algo de claridad a este asunto. Parece que pudieron ser unas romerías con la intención de pedir agua para la cosechas. Me baso en que esas fechas (Mayo), son tiempo en que la cosecha está a punto de granar y que necesitan agua, por eso podrían ser procesiones o “romerías rogativas”. Tampoco sería difícil de entender que esta procesión fuera para dar gracias por una de tantas pestes que se produjeron en esa época.

   La siguiente pregunta es:
¿Por qué a la ermita del Santo Cristo de Calamocha? La respuesta es más complicada. Durante el Renacimiento y el Barroco, se producen en Europa unos conflictos religiosos, que acabarán en la división del cristianismo y la aparición de cristianos católicos, luteranos, protestantes, calvinistas, ... etc y al final El Concilio de Trento. Una consecuencia de esta agitación religiosa, es la exaltación del espíritu de la penitencia y las formas externas de la religiosidad popular: procesiones en las calles, autos sacramentales, teatro con un trasfondo religioso, etc. Por otro lado la Iglesia, trata de favorecer este tipo de manifestaciones y extender el culto a la “Santísima Trinidad” y al “Santísimo Cristo”, dando indulgencias y gracias a los cofrades que tengan esta advocación. En el siglo XVI aparecen conventos y ermitas con estos nombres (en muchos casos reemplazando a la mezquita árabe existente hasta ese momento). Por todo esto, no es difícil imaginar que los penitentes de El Poyo quisieran dirigir su procesión hacia una ermita con estas connotaciones.

   En cualquiera de los casos, la documentación más antigua de la que tenemos referencia, es la reforma de las antiguas Constituciones en Capitulo General realizado desde el 19 de Marzo de 1871 y finalizado el 16 de Abril de ese mismo año y que según se establece en su introducción “no son más que fragmentos de las variadas en el año 1612” . Esta constitución está compuesta por 18 capítulos y dos párrafos finales que hablan de las obligaciones del Prior y de la Junta y están firmadas por la Junta rectora en ese momento, compuesta por: Miguel Gimeno (regente), José Benedicto, Pedro Manuel Esteban, Joaquín Calvo, Gervasio Sánchez, Gaspar Pérez (prior) y Manuel Rando.

   Estas constituciones de 1871 son ratificadas por Don Manuel García Gil Arzobispo de Zaragoza y firmadas en su nombre por Don Antonio Ochoa en Monreal del Campo el día 24 de Septiembre de 1871 y hacen referencia a la ermita del Santo Cristo

   Las Constituciones de 1612 no se han encontrado todavía en el Archivo de Arzobispado de Zaragoza, pero si se he encontrado las constituciones de la Hermandad de Torrijo, que se firman el21 de Mayo del mismo año.

   No se conoce la posible relación entre la fecha de redacción de estas constituciones y la expulsión de los moriscos de España hacia 1610 (el año varía según el lugar). A este respecto no se tienen datos, pero seguro que existe alguna relación.

   Otra de la características que tienen las cofradías del valle Alto y M4edio del Jiloca es que llevan un tercerol largo. El tercerol es una prenda característica de la mayoría de las cofradía de Aragón, sobre todo de las más antiguas (las modernas llevan capirote). Lo significativo de la nuestra es la largura del tercerol, que puede alcanzar varios metros arrastrándose por el suelo. Este rasgo pudo ser de influencia francesa durante la Guerra de la Independencia y en años posteriores.

   El hecho de que se recopilen en el año 1871 las antiguas Constituciones de 1612, se puede enmarcar en el aumento de las procesiones en toda España con la restauración de los Borbones.

   Tras estos hechos la Cofradía de la Sangre de Cristo de El Poyo, seguiría los mismos abatares históricos que vivió España hasta nuestros días.

   Esta es una pobre aproximación histórica a nuestra cofradía. Si no se dan más datos no es por que existan sino porque no están estudiado hasta este momento.

Fuente: Vicente Escura Polo